Mama Shibulata Zarabata
En un principio, no existía nada; no había Tierra, ni Sol, ni Luna. Todo era oscuridad, todo era agua. El agua era la madre creadora. Y cuando la Madre Se creó el mundo, ella vio la necesidad de tener una persona de carne y hueso, un responsable del territorio. Por eso la Madre Se nos creó a nosotros, a los indígenas, a los Kagubba, nuestro nombre tradicional. Porque todos los indígenas tenemos un solo nombre que nos une: Kagubba.
De ese principio viene Shikwakala, que son los primeros padres ancestrales. De Shikwakala nace Sezhánkua y de ahí los primeros seres humanos. Nosotros venimos desde ese ancestro Shikwakala – Sezhánkua. Como mamo, mantengo el principio y las normas que ellos nos dejaron para cuidar todo lo que existe, no solo los árboles, sino cada elemento que hay en el mundo, como el agua, los ríos o los espacios sagrados. Mantengo ese consejo, ese reglamento, y me guío por su conocimiento.
Los indígenas somos los protectores, desde el principio del mundo, de la Sierra, de la naturaleza. Por eso fuimos los primeros hijos que creó la Madre para cuidarlo todo. Así, la vida y la energía parten desde la Sierra, desde nuestro corazón. Somos los mensajeros de los ancestros, lo que ellos nos dejaron; nosotros siempre lo transmitimos para responder por todos y así cumplir con nuestra responsabilidad de protectores. Si respetamos el consejo, la naturaleza, el agua, los animales, la historia, el oro, no nos vamos a acabar.
El agua es lo mas importante de todo. Nos llaman Kagubba precisamente para que hablemos sobre la importancia del agua, para que protejamos las fuentes de agua del mundo.
Todos venimos y nacemos del agua. Cuando empezó la creación del mundo, todo era agua y oscuridad. La Madre subió y subió desde la profundidad dentro de una burbuja de agua, hasta salir a la superficie. El conocimiento y el espíritu están desde el principio de esa burbuja. Y nosotros venimos desde ese origen, venimos del agua y nacemos de esa burbuja.
Cuando nació el Sol, todo se materializó, todos los padres espirituales se volvieron piedras y se convirtieron en cuarzos. Los primeros Kagubba fueron Shikwakala y Sezhánkua, y ellos se convirtieron en cuarzos. Por eso siempre hablamos de materiales, de piedras, de Teyuna, que es el padre espiritual de las piedras. Por eso hay diferentes colores: rojas, negras, cristalinas, que son los Kagubba, los primeros indígenas.
Con las tumas o piedras hacemos los distintos pagamentos: con los cuarzos blancos se le paga al agua y con las piedras verdes se le paga al bosque. Con las figuras de oro es diferente: se entierran debajo de piedras llamadas asinkanas, donde están los padres espirituales de los árboles, del agua, de los animales o de cualquier otro elemento de la naturaleza. Así, cuando llegan los mamos a cumplir con sus trabajos tradicionales, depositan los pagamentos en el asinkana.
Lo que hacemos los mamos es alimentar el espíritu del oro para hacer la comunicación con los ancestros. Si el oro tiene forma de persona, son los padres espirituales que se dejan en una cueva o se entierran debajo de los asinkanas. Por eso, el oro debe estar siempre donde lo dejaron desde el principio.
Así como el oro o el agua, los animales también tienen una función dentro del territorio: el colibrí entre ellos es un símbolo para nosotros. En lengua kogui se llama sindulzhi y tiene la función de vigilar, de protegerlo todo. El colibrí no come nada que tenga sangre. Es el que recorre todo el territorio para ir a donde están los diferentes cultivos. Siempre se mantiene ahí donde están la piña, el plátano, el tabaco, todo.
El colibrí es hijo de la Madre, y en el principio, al igual que todos los animales, fue una persona como nosotros. El colibrí tiene ese vestido tan hermoso y no come carne ni nada que tenga sangre, porque cumplió con las normas que le puso la Madre. Ella le dijo: “Si tú de verdad vas a ser en el futuro responsable de todo, tienes que cumplir las normas que te ponga”, y el colibrí le cumplió. Por eso el colibrí solamente vive del agua de las flores.
Esta historia la dejó la Madre para que nosotros nos podamos identificar con ellos. Si queremos que el mundo viva en paz y tenga libertad, tenemos que ser como el colibrí, tener esa mentalidad de cumplir y seguir el consejo.
Nota
La sociedad kogui es una sociedad ágrafa, por lo que su lengua no posee un sistema propio de escritura, sino que es únicamente hablado. Cabe destacar, entonces, que lo presentado aquí es una transliteración y, por lo tanto, una interpretación del mensaje original en lengua kogui, la cual ha procurado mantenerse lo más fiel posible al original, conservando siempre sus matices (José García, antropólogo, apoyo proceso SNSM). La traducción escrita al kaggaba la hizo el profesor indígena kogui Juan Jandigua.