Bellas durmientes
El paisaje entra en ésta etapa de la obra como una dinámica diferente a la urbana donde la obra se conecta no con los personajes que han sido desterrados abruptamente sino con los lugares que quedaron abandonados por el desplazamiento, muchas veces en ruinas. Y que a pesar de ser un reflejo de la decadencia, la dificultad política y económica, son también el testimonio de la fuerza de renovación y transformación que existe en el hombre y en la naturaleza.
En la obra, la forma arquitectónica es silenciada por la naturaleza. Se trata de una constante lucha entre la desmaterialización del espacio vs. la materialización de lo orgánico. Son las ruinas de un futuro que ha sido dramáticamente interrumpido. Hay nostalgia, duelo y reflexión sobre la ausencia, pero también surge en la obra un concepto que va más allá del registro de la tragedia : trasformación, mutación y ciclo de vida.
Parece que todo a pesar del caos, se renovara, se reciclara, renaciera de otra manera, más fuerte y arraigada. Son las huellas del hombre que quedan en el tiempo a pesar de la tragedia y ese poder transformador casi sanador de la vida, del paso del tiempo y de la naturaleza.
La fotografía sufre un proceso de lavado o blanqueado asi como de exaltación del verde. Esto para enfatizar en la idea de purificación – renovación – ciclos de vida.